miércoles, 8 de abril de 2015

EL SENTIMIENTO DE CULPA

Uno de los mayores obstáculos que enfrentamos los padres es la culpa. Culpa por no pasar suficiente tiempo con nuestros hijos, culpa por querer pasar tiempo sin nuestros niños o culpa por maltratarlos. Muchas veces estamos tan atrapados en la culpa, en el sentimiento de que hemos hecho algo mal que hacemos a un lado otros sentimientos. Puede ser tentador sumirnos en la culpa o suponer que el sentimiento de culpa es una señal de que somos espirituales. Desde una perspectiva kabbalista, la culpa tiene un solo propósito.  Es una herramienta que nos impulsa a cambiar. Es una llamada de atención. Nos dice que necesitamos dedicar menos tiempo a sentirnos culpables y más a la acción –tomar medidas para cambiar la situación o la conciencia que de entrada nos hace sentir de esa forma.




En mi vida me siento culpable por no pasar suficiente tiempo con mis hijos. Tengo que viajar con frecuencia porque esa es la naturaleza de mi trabajo, pero nunca me ha gustado que me separa de ellos. Muchas veces cuando estoy en un avión o en la habitación del hotel, he tenido ese terrible sentimiento, ¿Qué hago aquí? Quiero estar en casa. No quiero estar aquí. Quiero estar con mis hijos.

La solución espiritual para este problema no es aprender a vivir con mi culpa. Si me siento culpable por no pasar suficiente tiempo con mis hijos, tengo que averiguar por qué. ¿Es un problema de organización y necesito encontrar la manera de pasar más tiempo con ellos o es un tema de conciencia? Una vez resuelto esto puedo abordar el cambio que necesito llevar a cabo. Si es un problema de organización, necesito reorganizar mi agenda y prioridades para poder pasar más tiempo con mis hijos. Si no lo es, entonces necesito hacer frente al pensamiento que está detonando mi culpa.

Si no enfrentas tu culpa, pierdes la oportunidad de cambiar lo que te hace infeliz. No se trata de culparte. Hay una gran diferencia entre culparse de esta forma y asumir la responsabilidad. Sentarnos a sentirnos mal por lo que hicimos o no hicimos, puede darnos la impresión de que estamos cambiando, pero sólo es eso: una ilusión. La culpa en sí misma, no cambia nada.
El antídoto para la culpa es tomar conciencia de que el universo nos está enviando una llamada de atención y debemos de tomar medidas para reparar el daño, ya sea si se trata de una disculpa o un compromiso de ser diferente. Una vez que aceptamos la oportunidad que nos da la culpa, ésta desaparece y tenemos más espacio, más energía para realizar cambios positivos.

La culpa, no es un viaje. Es una llamada de atención. Escúchala, crece a partir de ella, toma las medidas para solucionarla y recupera el entusiasmo en tu vida.

10 08 2012, Escrito por Michal Berg
Fuente: www.spiritualityforkids.com/es


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario